El antepasado blanco ¿y violador? de Michelle Obama
Todo el mundo sabe que Barack Obama es afroamericano pero menos que su esposa, Michelle, al menos en el sentido que esa palabra funciona en los Estados Unidos. Aunque sobre el papel debería meramente designar a alguien con sangre americana y africana –lo cual es exactamente Obama-, en la práctica tiene un significado latente más doloroso. En la práctica designa a los descendientes de negros africanos llevados a América para sufrir esclavitud. Entre ellos se cuenta Michelle Obama, vista desde el principio como la verdadera “reserva negra” de su marido, su verdadero vínculo con aquellos de su raza que más han sufrido. Pero lo cierto es que en su sangre se mezclan víctimas y verdugos. Su tatarabuelo materno, Dolphus T. Shields, nació probablemente como resultado de la violación de una esclava negra por un hombre blanco.
Aunque el árbol genealógico de la primera dama de los Estados Unidos no es ningún secreto –se ha guardado mucho más bajo llave, por poner un ejemplo, la tesis doctoral con la que se graduó en Princeton, en la que proclamaba que un negro sólo consigue educación superior aclimatándose a un entorno racista-, tampoco es algo en lo que la gente ahonde cada día. Sin embargo "The New York Times", con ayuda de expertos en rastrear sagas familiares complicadas, se ha entretenido en armar algunas de las piezas del rompecabezas.
La humildad de los Robinson.
Se sabe que Michelle Obama, de soltera Michelle LaVaughn Robinson, nació en el South Side de Chicago –un barrio bastante peor que aquel en el que vive ahora-, hija de Fraser Robinson III, un empleado de la planta municipal de aguas, y de Marian Shelds Robinson, secretaria de una empresa líder en ventas por catálogo. Mucho se ha escrito sobre la humildad de los Robinson y su coraje frente a las adversidades: Fraser Robinson III, tempranamente enfermo de esclerosis, siguió trabajando durante años a pesar de su enfermedad para cumplir el objetivo de mandar a sus dos hijos, Craig y Michelle, a una de las mejores universidades del país.
Siendo estos unos orígenes difíciles, habían sido mucho peores sólo unas pocas generaciones atrás. El linaje de los Robinson y los Shields se remonta a los esclavos de las plantaciones del Sur de Estados Unidos antes de la guerra civil. Al mundo de Escarlata O’Hara. Con toda su virulencia racial pero también con todas sus ambigüedades.
Esclavo en Carolina del Sur
El tatarabuelo paterno de Michelle Obama, Jim Robinson, fue esclavo en Carolina del Sur, donde aún reside una rama de la familia. Esa es una de las conexiones directas de la primera dama con la esclavitud que mejor se conocen. El Times ahondaba ayer en una rama menos estudiada, la de su tatarabuelo materno, Dolphus T. Shields, fruto de la relación entre una esclava negra y analfabeta de 15 años, Melvinia Shields, y un hombre blanco oficialmente desconocido.
¿Violación? El rotativo neoyorquino no se atreve a utilizar una expresión tan fuerte. Aunque dadas las características del personaje y de la época la idea de una historia de amor a lo Romeo y Julieta suena altamente improbable. Otra cosa es que los matices pueden ser muchos. La alienación sobre todo de las mujeres negras esclavas en el Sur era entonces tal que mantener relaciones sexuales impuestas con sus amos podía llegar a formar parte de una desdichada rutina.
¿Violación? El rotativo neoyorquino no se atreve a utilizar una expresión tan fuerte. Aunque dadas las características del personaje y de la época la idea de una historia de amor a lo Romeo y Julieta suena altamente improbable
La investigación llevada a cabo concluye que alrededor de 1850 el dueño de una plantación en Carolina del Sur dividió su propiedad antes de morir. Entre los bienes adjudicados figuraba la esclava negra Melvinia, entonces de 6 años de edad, y valorada en 450 dólares de la época. Fue a parar a Georgia, a la finca de David Patterson, su hija Christianne y el marido de esta, Henry Shields. Se trataba de una plantación mucho menor y con muchos menos esclavos de lo que Melvinia estaba acostumbrada. De formar parte de una “plantilla” de 21 siervos, se encontró siendo una de tres.
Legalmente mulatos
Para 1870 Melvinia había dado a luz cuatro hijos, tres de los cuales, incluido el futuro tatarabuelo de la primera dama, constaban legalmente como mulatos. Todos se llamaban Shields pero eso no es una prueba fehaciente de nada, ya que era costumbre que los esclavos adoptaran el nombre de sus patronos. El padre de las criaturas pudo ser desde Shields hasta Patterson, hasta hijos varones de este que venían de visita, hasta forasteros de paso. Una y otra vez en todos los documentos firmados por Melvinia pone “desconocido” cuando se refiere al padre o padres de sus hijos.
Un detalle interesante es que, incluso después de la emancipación de los negros, Melvinia permaneció en la finca, trabajando para Charles Shields, hijo de Henry
Un detalle interesante es que, incluso después de la emancipación de los negros, Melvinia permaneció en la finca, trabajando para Charles Shields, hijo de Henry. Pero en algún momento entre sus 30 y 40 años de edad decidió partir a la frontera con Alabama y reunirse con antiguos esclavos con los que había convivido durante su infancia en Carolina del Sur. La hija de uno de ellos, Alice Easley, se casó con su hijo Dolphus.
Este era un mulato de piel muy clara, que podía llegar a pasar por blanco, que sabía leer y escribir y que acreditaba dotes de liderazgo. Emigró con su mujer a Birmingham y tras pasar un tiempo trabajando en el ferrocarril se hizo carpintero y alcanzó prominencia en la comunidad, donde llegó a tener casa y negocio propios y fue el fundador de la iglesia baptista local. Era de talante jovial pero puritano: en su casa no se permitía fumar ni mascar chicle ni usar lápiz de labios ni que las mujeres llevaran pantalones. Nada de ello le impidió, por cierto, casarse cuatro veces. Uno de sus descendientes, Robert Lee Shields, un mozo de equipajes del servicio ferroviario del que se conserva poco recuerdo más allá de los 32 años, fue el bisabuelo de Michelle.
Aunque el árbol genealógico de la primera dama de los Estados Unidos no es ningún secreto –se ha guardado mucho más bajo llave, por poner un ejemplo, la tesis doctoral con la que se graduó en Princeton, en la que proclamaba que un negro sólo consigue educación superior aclimatándose a un entorno racista-, tampoco es algo en lo que la gente ahonde cada día. Sin embargo "The New York Times", con ayuda de expertos en rastrear sagas familiares complicadas, se ha entretenido en armar algunas de las piezas del rompecabezas.
La humildad de los Robinson.
Se sabe que Michelle Obama, de soltera Michelle LaVaughn Robinson, nació en el South Side de Chicago –un barrio bastante peor que aquel en el que vive ahora-, hija de Fraser Robinson III, un empleado de la planta municipal de aguas, y de Marian Shelds Robinson, secretaria de una empresa líder en ventas por catálogo. Mucho se ha escrito sobre la humildad de los Robinson y su coraje frente a las adversidades: Fraser Robinson III, tempranamente enfermo de esclerosis, siguió trabajando durante años a pesar de su enfermedad para cumplir el objetivo de mandar a sus dos hijos, Craig y Michelle, a una de las mejores universidades del país.
Siendo estos unos orígenes difíciles, habían sido mucho peores sólo unas pocas generaciones atrás. El linaje de los Robinson y los Shields se remonta a los esclavos de las plantaciones del Sur de Estados Unidos antes de la guerra civil. Al mundo de Escarlata O’Hara. Con toda su virulencia racial pero también con todas sus ambigüedades.
Esclavo en Carolina del Sur
El tatarabuelo paterno de Michelle Obama, Jim Robinson, fue esclavo en Carolina del Sur, donde aún reside una rama de la familia. Esa es una de las conexiones directas de la primera dama con la esclavitud que mejor se conocen. El Times ahondaba ayer en una rama menos estudiada, la de su tatarabuelo materno, Dolphus T. Shields, fruto de la relación entre una esclava negra y analfabeta de 15 años, Melvinia Shields, y un hombre blanco oficialmente desconocido.
¿Violación? El rotativo neoyorquino no se atreve a utilizar una expresión tan fuerte. Aunque dadas las características del personaje y de la época la idea de una historia de amor a lo Romeo y Julieta suena altamente improbable. Otra cosa es que los matices pueden ser muchos. La alienación sobre todo de las mujeres negras esclavas en el Sur era entonces tal que mantener relaciones sexuales impuestas con sus amos podía llegar a formar parte de una desdichada rutina.
¿Violación? El rotativo neoyorquino no se atreve a utilizar una expresión tan fuerte. Aunque dadas las características del personaje y de la época la idea de una historia de amor a lo Romeo y Julieta suena altamente improbable
La investigación llevada a cabo concluye que alrededor de 1850 el dueño de una plantación en Carolina del Sur dividió su propiedad antes de morir. Entre los bienes adjudicados figuraba la esclava negra Melvinia, entonces de 6 años de edad, y valorada en 450 dólares de la época. Fue a parar a Georgia, a la finca de David Patterson, su hija Christianne y el marido de esta, Henry Shields. Se trataba de una plantación mucho menor y con muchos menos esclavos de lo que Melvinia estaba acostumbrada. De formar parte de una “plantilla” de 21 siervos, se encontró siendo una de tres.
Legalmente mulatos
Para 1870 Melvinia había dado a luz cuatro hijos, tres de los cuales, incluido el futuro tatarabuelo de la primera dama, constaban legalmente como mulatos. Todos se llamaban Shields pero eso no es una prueba fehaciente de nada, ya que era costumbre que los esclavos adoptaran el nombre de sus patronos. El padre de las criaturas pudo ser desde Shields hasta Patterson, hasta hijos varones de este que venían de visita, hasta forasteros de paso. Una y otra vez en todos los documentos firmados por Melvinia pone “desconocido” cuando se refiere al padre o padres de sus hijos.
Un detalle interesante es que, incluso después de la emancipación de los negros, Melvinia permaneció en la finca, trabajando para Charles Shields, hijo de Henry
Un detalle interesante es que, incluso después de la emancipación de los negros, Melvinia permaneció en la finca, trabajando para Charles Shields, hijo de Henry. Pero en algún momento entre sus 30 y 40 años de edad decidió partir a la frontera con Alabama y reunirse con antiguos esclavos con los que había convivido durante su infancia en Carolina del Sur. La hija de uno de ellos, Alice Easley, se casó con su hijo Dolphus.
Este era un mulato de piel muy clara, que podía llegar a pasar por blanco, que sabía leer y escribir y que acreditaba dotes de liderazgo. Emigró con su mujer a Birmingham y tras pasar un tiempo trabajando en el ferrocarril se hizo carpintero y alcanzó prominencia en la comunidad, donde llegó a tener casa y negocio propios y fue el fundador de la iglesia baptista local. Era de talante jovial pero puritano: en su casa no se permitía fumar ni mascar chicle ni usar lápiz de labios ni que las mujeres llevaran pantalones. Nada de ello le impidió, por cierto, casarse cuatro veces. Uno de sus descendientes, Robert Lee Shields, un mozo de equipajes del servicio ferroviario del que se conserva poco recuerdo más allá de los 32 años, fue el bisabuelo de Michelle.
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