Denuncia a su ginecólogo por provocarle dos orgasmos
Una británica aseguró que su médico la acosó cuando la examinaba. Él lo niega y dice que fue ella quien lo acosó con mensajes y llamadas eróticos, y lo llevó a los tribunales movida por el despecho y la desesperación.
Un tribunal de Worcester dirime estos días un caso ciertamente singular. Enfrenta a Angus Thomson y Bibi Giles: un ginecólogo y una de sus pacientes.
Ella dice que el médico se le insinuó y llegó a provocarle dos orgasmos mientras le examinaba la entrepierna. Él lo niega y asegura que es justo al revés: que ella lo acosó con mensajes eróticos y llamadas acuciantes y lo llevó a los tribunales movida por el despecho y la desesperación.
Será el jurado quién decida cuál de las dos versiones es cierta.
El caso descansa sobre un minucioso examen al que Thomson sometió a los genitales de la señora Giles.
Tan minucioso que, según ella, no pudo evitar que le provocara sendos orgasmos sin querer y con la enfermera al otro lado de la habitación.
"Me pareció que aquello estaba mal", confesó la paciente en el juicio, "pero yo no sabía cómo eran los exámenes de un ginecólogo después de una operación".
Según el marido de Giles, ni él ni su esposa tomaron medidas entonces porque preferían lo malo conocido que lo bueno por conocer.
En otras palabras, porque la enfermedad uterina de Bibi requería tratamiento y cambiar súbitamente de ginecólogo habría sido un problema en su recuperación.
Así, Giles dice que soportó miradas sucias y frases subidas de tono. La más fuerte, la que Thomson le espetó cuando le dijo que le dolían los puntos. "Eso es porque aún no has tenido sexo", le dijo, "si no lo tienes sufrirás una explosión".
La defensa dice que es Giles quien cortejaba a Thomson y no al revés y presenta como prueba un mensaje de móvil en el que ella se muestra abiertamente insinuante con su médico. Una acusación que ella refuta diciendo que lo hacía en pos de sus servicios ginecológicos.
Un tribunal de Worcester dirime estos días un caso ciertamente singular. Enfrenta a Angus Thomson y Bibi Giles: un ginecólogo y una de sus pacientes.
Ella dice que el médico se le insinuó y llegó a provocarle dos orgasmos mientras le examinaba la entrepierna. Él lo niega y asegura que es justo al revés: que ella lo acosó con mensajes eróticos y llamadas acuciantes y lo llevó a los tribunales movida por el despecho y la desesperación.
Será el jurado quién decida cuál de las dos versiones es cierta.
El caso descansa sobre un minucioso examen al que Thomson sometió a los genitales de la señora Giles.
Tan minucioso que, según ella, no pudo evitar que le provocara sendos orgasmos sin querer y con la enfermera al otro lado de la habitación.
"Me pareció que aquello estaba mal", confesó la paciente en el juicio, "pero yo no sabía cómo eran los exámenes de un ginecólogo después de una operación".
Según el marido de Giles, ni él ni su esposa tomaron medidas entonces porque preferían lo malo conocido que lo bueno por conocer.
En otras palabras, porque la enfermedad uterina de Bibi requería tratamiento y cambiar súbitamente de ginecólogo habría sido un problema en su recuperación.
Así, Giles dice que soportó miradas sucias y frases subidas de tono. La más fuerte, la que Thomson le espetó cuando le dijo que le dolían los puntos. "Eso es porque aún no has tenido sexo", le dijo, "si no lo tienes sufrirás una explosión".
La defensa dice que es Giles quien cortejaba a Thomson y no al revés y presenta como prueba un mensaje de móvil en el que ella se muestra abiertamente insinuante con su médico. Una acusación que ella refuta diciendo que lo hacía en pos de sus servicios ginecológicos.
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