El arzobispo de Granada dice que los condones propagan el sida y los abortos provocan suicidios
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, arremete en un artículo contra el matrimonio gay y la píldora del día después
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, cree que "se silencia" que el uso "masivo" de preservativos no ha detenido el sida en África sino que "lo ha propagado", según publica en un artículo, con el título ¡Gracias, Santo Padre!, dado hoy a conocer por Odisur.
"Y se silencia el número de suicidios que se producen entre las mujeres que han abortado. Y se silencia a la amargura infinita y el dolor en que viven la inmensa mayoría de las que se han creído que eso era un derecho, y no saben que sería mucho mejor que fuese un pecado, porque los pecados, todos los pecados (...) Y se silencia que, según estadísticas oficiales, en Andalucía, la primera causa de muerte entre los adolescentes y jóvenes no son los accidentes de tráfico, sino el suicidio. Y como se silencia, nadie se pregunta por qué. No hace falta preguntarse, porque es obvio que vivimos en el País de las maravillas", mantiene.
Para el arzobispo, lo que el Papa dijo en África sobre el uso de profilácticos "es, sencillamente, que tenemos necesidad de cambiar nuestra mirada sobre la sexualidad". "Antes que ninguna otra reflexión acerca del derecho del Papa a hablar, o acerca de qué cosas puede o no puede, o debe o no debe hablar, lo que se impone recordar es, sobre todo, que lo que ha dicho el papa es verdad. Es verdad para África y es verdad para nosotros. Es verdad para todo el que no se resigne a que nuestra sexualidad, ni nada en nuestra vida, sea como en la vida de los animales".
"Es verdad para todo el que no esté dispuesto a resignarse a que su futuro sea formar parte, solidaria y alegremente, del hormiguero universal, controlado por esa nueva casta de Grandes Hermanos que se multiplica como las setas. Hay una forma más bella, mejor y más humana de vivir la sexualidad. Hay una forma mejor, más bella y más humana de afrontar nuestra fragilidad y nuestra miseria, nuestra enfermedad y nuestra muerte. ¡Gracias, Santo Padre, por tener el valor de decirnos la verdad, a nosotros y a nuestros hermanos africanos!", señala el prelado.
Asimismo, el arzobispo se preguntó "¿quiénes, qué poderes y qué industrias se benefician de la despoblación de África, y piensan ya sin duda en los futuros beneficios de sus inmensas riquezas y reservas naturales?". Y contesta: "Sin duda, los mismos que degradan sin cesar y sin límite nuestra propia humanidad y la dignidad de nuestro pensamiento cuando deciden promover entre nosotros la banalización absoluta del uso del cuerpo humano y del sexo".
"A cualquier cosa se le llama matrimonio"
Y hace además referencia a los matrimonios homosexuales, a la píldora del día después y a la Ley del Aborto: "Los mismos que deciden que el matrimonio (esa maravillosa y fragilísima realidad humana, o mejor, divina) no es un bien que necesita ser protegido. Los mismos que han decidido que a cualquier cosa (incluso constitutivamente estéril) se le puede llamar matrimonio, haciendo burla de los millones de personas de las que ellos viven, porque son quienes pagan como pueden sus impuestos, aunque ninguna de esas personas (absolutamente ninguna) haya nacido de esas uniones estériles".
"Los mismos que deciden que matar a un ser humano, siempre que no haya nacido y no tenga voz para gritar, ni acceso a los medios de comunicación para defender sus derechos, ni un sindicato que le defienda, es legítimo, con tal de que les convenga a alguno de los adultos implicados. Los mismos que están a punto de decidir una salida igualmente digna y honrosa a favor de quienes han dejado ya de producir, para que no sean una carga para la Seguridad Social. Los mismos que piden mil controles para obtener un antibiótico, pero dan a menores, sin que sus padres lo sepan, sin rechistar y sin comentario, y todas las veces que haga falta, una píldora abortiva cuyas consecuencias, absolutamente conocidas en caso de abuso, no se quieren decir".
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, cree que "se silencia" que el uso "masivo" de preservativos no ha detenido el sida en África sino que "lo ha propagado", según publica en un artículo, con el título ¡Gracias, Santo Padre!, dado hoy a conocer por Odisur.
"Y se silencia el número de suicidios que se producen entre las mujeres que han abortado. Y se silencia a la amargura infinita y el dolor en que viven la inmensa mayoría de las que se han creído que eso era un derecho, y no saben que sería mucho mejor que fuese un pecado, porque los pecados, todos los pecados (...) Y se silencia que, según estadísticas oficiales, en Andalucía, la primera causa de muerte entre los adolescentes y jóvenes no son los accidentes de tráfico, sino el suicidio. Y como se silencia, nadie se pregunta por qué. No hace falta preguntarse, porque es obvio que vivimos en el País de las maravillas", mantiene.
Para el arzobispo, lo que el Papa dijo en África sobre el uso de profilácticos "es, sencillamente, que tenemos necesidad de cambiar nuestra mirada sobre la sexualidad". "Antes que ninguna otra reflexión acerca del derecho del Papa a hablar, o acerca de qué cosas puede o no puede, o debe o no debe hablar, lo que se impone recordar es, sobre todo, que lo que ha dicho el papa es verdad. Es verdad para África y es verdad para nosotros. Es verdad para todo el que no se resigne a que nuestra sexualidad, ni nada en nuestra vida, sea como en la vida de los animales".
"Es verdad para todo el que no esté dispuesto a resignarse a que su futuro sea formar parte, solidaria y alegremente, del hormiguero universal, controlado por esa nueva casta de Grandes Hermanos que se multiplica como las setas. Hay una forma más bella, mejor y más humana de vivir la sexualidad. Hay una forma mejor, más bella y más humana de afrontar nuestra fragilidad y nuestra miseria, nuestra enfermedad y nuestra muerte. ¡Gracias, Santo Padre, por tener el valor de decirnos la verdad, a nosotros y a nuestros hermanos africanos!", señala el prelado.
Asimismo, el arzobispo se preguntó "¿quiénes, qué poderes y qué industrias se benefician de la despoblación de África, y piensan ya sin duda en los futuros beneficios de sus inmensas riquezas y reservas naturales?". Y contesta: "Sin duda, los mismos que degradan sin cesar y sin límite nuestra propia humanidad y la dignidad de nuestro pensamiento cuando deciden promover entre nosotros la banalización absoluta del uso del cuerpo humano y del sexo".
"A cualquier cosa se le llama matrimonio"
Y hace además referencia a los matrimonios homosexuales, a la píldora del día después y a la Ley del Aborto: "Los mismos que deciden que el matrimonio (esa maravillosa y fragilísima realidad humana, o mejor, divina) no es un bien que necesita ser protegido. Los mismos que han decidido que a cualquier cosa (incluso constitutivamente estéril) se le puede llamar matrimonio, haciendo burla de los millones de personas de las que ellos viven, porque son quienes pagan como pueden sus impuestos, aunque ninguna de esas personas (absolutamente ninguna) haya nacido de esas uniones estériles".
"Los mismos que deciden que matar a un ser humano, siempre que no haya nacido y no tenga voz para gritar, ni acceso a los medios de comunicación para defender sus derechos, ni un sindicato que le defienda, es legítimo, con tal de que les convenga a alguno de los adultos implicados. Los mismos que están a punto de decidir una salida igualmente digna y honrosa a favor de quienes han dejado ya de producir, para que no sean una carga para la Seguridad Social. Los mismos que piden mil controles para obtener un antibiótico, pero dan a menores, sin que sus padres lo sepan, sin rechistar y sin comentario, y todas las veces que haga falta, una píldora abortiva cuyas consecuencias, absolutamente conocidas en caso de abuso, no se quieren decir".
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